El teletrabajo es un modelo -personal y laboral- de éxito asegurado.
Así, desde una perspectiva personal, el teletrabajo representa el modelo laboral más comprometido con la creatividad profesional y la calidad de vida. Es también un modelo laboral de igualdad pues da acceso al mercado de trabajo a aquellos perfiles o grupos con mayores dificultades para trabajar con presencia y desplazarse -minusválidos, radicados en zonas rurales, personas con cargas familiares, etc.-.
Resultan pues, íntimamente ligados al teletrabajo los siguientes valores:
- La creatividad... puesto que cualquier persona con ideas puede poner en marcha su proyecto personal de autoempleo.
- La economía... en tanto que las inversiones son mínimas en espacio -locales u oficinas no son necesarios- y se evitan los gastos de desplazamiento al lugar de trabajo.
- La calidad de vida... todo el tiempo es productivo, no hay desplazamientos tediosos porque se trabaja desde casa o un emplazamiento próximo afín, evitándose también el desarraigo local y familiar.
- El alcance... ya que no es necesario estar radicado o vivir en una zona industrial o empresarial para acceder a una clientela concreta.
- La variedad profesional... porque todo el mundo puede teletrabajar. Algunos ejemplos son: teleasesores -fiscal, mercantil, laboral, telediagnóstico médico, teleagencia de viajes, telemarketing en todas sus aplicaciones, teleenseñanza -escolar, universitaria, minusvalías-, telesoftware, etc., son algunos de los inagotables campos sobre los que el teletrabajador puede configurar y poner en marcha su proyecto empresarial y de autoempleo.
En definitiva, el teletrabajo es una nueva opción vital -no ya sólo laboral- para un nuevo tipo de persona que quiere aproximar su vocación y calidad de vida a su desempeño profesional.